lunes, 2 de diciembre de 2013

Una nariz. Anécdota de carnaval

“En esto, echó una mano a su nariz y… ¡se la arrancó! ¡Pecador de mí! Era postiza, era de cartón y quedó descubierta la suya verdadera, no menos agraciada y perfecta que las demás facciones de su cara. ¿Cómo pintar mi vergüenza, mi desespero, al ver tan preciosa criatura y al recordar la ligereza, la indiscreción, la iniquidad de mi conducta? Iba a pedirle mil perdones, a llorar mi error, a besar postrado el polvo de sus pies, pero la cruel dio el brazo a su pareja, me desconcertó con una mirada severa y desapareció diciéndome fríamente: beso a usted la mano.”

Pasiva, sosa, sin iniciativa, ni propia opinión, esa, con certeza, no es la descripción de la protagonista del cuento “Una nariz. Anécdota de carnaval”, escrito por Manuel Bretón de los Herreros que apareció en La Alhambra en 1840. Hay que tener en cuenta que en la sociedad del siglo XIX, las posibilidades de la mujer se limitaban a lo privado, ya que con el matrimonio reducía su papel al de esposa y madre y aceptaba una posición subordinada respecto al hombre. Pero al mismo tiempo en la literatura aumenta el interés por la figura femenina y su subjetividad respecto a los siglos anteriores. La serranita del cuento “Una nariz. Anécdota de carnaval” es una mujer activa que no se adecua a la expectativa del hombre. Aprovecha el tiempo de carnaval, es decir el tiempo cuando los juegos, mentiras y engaños están permitidos, y crea una intriga que no corresponde a una mujer ni se la espera de ella.

“El carnaval no es otra cosa que el reverso de la medalla del mundo y sin duda las damas a la sombra del tafetán que parece convidarlas a mentir fingen menos que con su propia cara. ¡Tienen tan pocas ocasiones de decir la verdad impunemente!...”          

 La protagonista pone una máscara para desenmascarar al hombre, a su básico deseo de lo superficial de una mujer, dicho de otra manera, de su belleza externa.

“La fealdad es para vosotros el mayor crimen de una mujer.”

Entre versos podemos encontrar el deseo femenino de ser apreciada como sujeto no como objeto. La protagonista nos presenta que la vida de la mujer en el siglo XIX era muy difícil, pero una mujer no atractiva sufría lo doble, porque lo que el hombre buscaba era “la cara llena de perfecciones”. En el cuento de Manuel Bretón de los Herreros nos encontramos con una visión de mujer múltiple y con una gran dosis de humor. Nos presenta la figura femenina como ángel de amor, hermosa, inocente, fuente de inspiración y de ilusiones para el corazón del hombre, pero en cada momento capaz de convertirse en el polo opuesto, un demonio, una pícara y astuta que arrastra a la destrucción.

          “-    ¿Tan fingidas somos las mujeres?
-          Sí, mascarita. En cuanto a eso no podéis decir que os acusan los hombres sin fundamento. Pero es preciso decir al mismo tiempo que la desconfianza y la tiranía de los hombres ocasionan vuestra falta de sinceridad y que vuestras ficciones son por lo general muy dignas de indulgencia porque os obliga a ellas el mismo deseo de agradarnos.”

Lo que desvela la protagonista de “Una nariz. Anécdota de carnaval” es la nueva visión de amor, y relaciones entre mujeres y hombres, el desengaño, la desilusión, la ironía romántica y la desdicha. Lo que más sorprende en este texto, es que junto a la mujer víctima de los rigores del amor y de la sociedad patriarcal aparece la mujer que lucha por su felicidad y sus razones.


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