“Entrégate, le decía después a Zulema, entrégate a tu padre, hija
desnaturalizada, y él te perdonará […] Negose
la amante granadina y renovose con más furia al asalto. Apenas quedaban algunas
varas de terreno ya cerca de la cumbre y junto al horrible despeñadero a los
desgraciados, cuando Don Fadrique, herido por mil partes, le dijo – Entrégate,
amada de mi alma, y sálvate, yo ya no puedo vivir ¿qué me importa morir ahora o
dentro de algunas horas, morir de flechazos o de una cuchillada?-, - Si tu
mueres muramos juntos, morir gozando- Dijo la mora abrazándose con su amado y
precipitándose con él en el abismo.
Una zarza vino a detenerla por la vestidura y a ofrecer a su desalmado
padre el horrible espectáculo de una hija que prefería morir con su amante
a vivir con él.”
El Indio de Antequera, un peñón situado en el municipio de Antequera y más conocido como La Peña de los Enamorados, suscitó una leyenda que lleva su nombre. De esta leyenda, como es lógico, encontramos muchas variantes en las que se cambia el nombre de los enamorados, la relación que mantienen y el conocimiento mutuo. También encontramos un mismo esquema que se repite en distintos puntos de la geografía, tal es el caso de la leyenda del Parque Nacional de Garajonay que alberga la leyenda de Gara la princesa del agua y Jonay el príncipe del fuego.
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Parque Nacional de Garajonay |
La configuración
del personaje femenino en la leyenda de Mariano Roca de Togores se ajusta de
manera general al modelo tradicional de mujer virtuosa, siendo esta una joven
bella, fiel, recatada y virgen, a lo que añade la nueva visión romántica de la
mujer independiente y libre, capaz de elegir su propio destino, desobedeciendo a
su padre y muriendo por amor. Sin embargo, esto no es más que la visión romántica de lo que es una mujer independiente
y libre, la cual por desgracia ha
llegado a nuestros días.
Zulema no tiene
libertad absoluta en su elección, puesto que la conciencia social la empuja a
tomar la decisión de suicidarse; no puede
vivir sin su amor, porque el amor la hace débil y dependiente, podemos verlo
más gráficamente en:
"Todo era placer alrededor de la bella virgen, todo luto y desconsuelo en lo íntimo de su corazñon, Como si no estuviera aquel aposento examinado con una
sola mirada, Zulema recorre con las suyas las paredes de aquel pabellón, se
revuelve con violencia, su tocado se descompone, el cabello flota en torno al
ímpetu de su movimiento, y luego desesperada y exánime cae sobre uno de
aquellos cojines que la rodean, así como la erguida palma agitada por el huracán
en medio del desierto sacude una y otra vez su ramaje alrededor de sí, y al fin
tronchada por el pie se desploma sobre la arena”
Es importante
resaltar también el hecho de que ella es quien toma todos los riesgos, se
separa de su familia que la rechazará y a la cual no volverá a ver para
dedicarse por completo a su amado; deja de ser ella misma para convertirse en
su esposa.
“Quítate tu armadura, mi buen Fadrique; ¡ay! Cómo abrasa, parece que
acaba de salir de la fradua […] Yo no se como estuviste tan cuidadoso de
sustraer todo este hierro; ¡cómo pesa! ¿lo ves? Te ha sofocado mucho, tu
cabello está todo mojado, tus mejillas de color de grana ¡qué hermoso eres,
cristiano mio! Dime, ¿falta mucho para tu tierra? Allí seré esposa tuya, ¿no es
verdad? Y di, ¿cómo me llamarás? Isabel, ¿no es cierto? Y yo serñe tu amiga, y
tu hermana, y viviremos juntos y para siempre, porque ¿no me has dicho que tu
Alá lleva al paraíso unidos a los esposos que son virtuosos?”
Por tanto,
extrayendo esta figura como paradigma de la mujer romántica española, podemos
decir que es un concepto poco desarrollado en cuanto a relevancia del papel de
la mujer en la sociedad, puesto que en otros países, como Inglaterra, ya
existían figuras tan importantes como Elisabeth Bennet.
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