viernes, 10 de enero de 2014

Un demonio convertido



“Don Juan: ¡Clemente Dios, gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo, quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio.
(Cae Don Juan a los pies de doña Inés, y mueren ambos. De sus bocas salen sus almas representadas en dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón.)”

 


Don Juan Tenorio es un drama romántico escrito por José de Zorrilla en 1844. No es un drama original, puesto que el tema principal de esta obra procede de un mito típico español, el mito del Don Juan, que se encontraba, por ejemplo, en El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina.

Como drama romántico, en el encontramos varias de las características que se relacionan con este género, como son la ruptura de las tres normas aristotélicas, un ambiente nocturno (lúgubre en ocasiones), como tema se recurre a una leyenda o mito, lo misterioso de los personajes, el amor apasionado…

Es también común el enfrentamiento que encontramos de las dos fuerzas principales, el mal y el bien; pero si comparamos esta obra con El estudiante de Salamanca (con la que tiene varias similitudes) encontramos una diferencia básica y es la reacción del personaje protagonista masculino. A diferencia de Don Félix de Montemar, en Don Juan encontramos un cambio. Félix conserva ese carácter demoníaco que lo caracteriza desde el principio hasta el final, incluso cuando le esta viniendo la muerte parece darle igual una posible condenación porque ni siquiera parece creer en un infierno; sin embargo en Don Juan se efectúa un cambio por mediación de la bondad y la pureza de Doña Inés. Se arrepiente y reconoce el bien que le hace Doña Inés, y no tiene ningún inconveniente en decirlo y es por eso que en el momento de su muerte, su alma huye junto con la de su amada, haciendo esta obra diferente en cuanto a su sentido último.

Es por eso que interpreto que en esta obra la fuerza de ese amor romántico y desmedido es mayor aún, porque es capaz de efectuar un cambio en un alma que parecía ya perdida y que, gracias a esa fuerza del amor consigue la salvación.
 

 

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