“Don Juan: ¡Clemente Dios, gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo, quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio.
(Cae Don Juan a los pies de doña
Inés, y mueren ambos. De sus bocas salen sus almas representadas en dos
brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el
telón.)”

Don Juan Tenorio es un drama romántico escrito por José de Zorrilla
en 1844. No es un drama original, puesto que el tema principal de esta obra
procede de un mito típico español, el mito del Don Juan, que se encontraba,
por ejemplo, en El burlador de Sevilla,
de Tirso de Molina.
Como drama romántico, en el
encontramos varias de las características que se relacionan con este género,
como son la ruptura de las tres normas aristotélicas, un ambiente nocturno (lúgubre en ocasiones), como tema se recurre a una leyenda o mito, lo misterioso
de los personajes, el amor apasionado…
Es también común el
enfrentamiento que encontramos de las dos fuerzas principales, el mal y el
bien; pero si comparamos esta obra con El
estudiante de Salamanca (con la que tiene varias similitudes) encontramos
una diferencia básica y es la reacción del personaje protagonista masculino. A
diferencia de Don Félix de Montemar, en Don Juan encontramos un cambio. Félix
conserva ese carácter demoníaco que lo caracteriza desde el principio hasta el
final, incluso cuando le esta viniendo la muerte parece darle igual una posible
condenación porque ni siquiera parece creer en un infierno; sin embargo en Don
Juan se efectúa un cambio por mediación de la bondad y la pureza de Doña Inés.
Se arrepiente y reconoce el bien que le hace Doña Inés, y no tiene ningún
inconveniente en decirlo y es por eso que en el momento de su muerte, su alma
huye junto con la de su amada, haciendo esta obra diferente en cuanto a su
sentido último.
Es por eso que interpreto que en
esta obra la fuerza de ese amor romántico y desmedido es mayor aún, porque es
capaz de efectuar un cambio en un alma que parecía ya perdida y que, gracias a
esa fuerza del amor consigue la salvación.
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