sábado, 7 de diciembre de 2013

EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA

''Bella y más segura que el azul del cielo
con dulces ojos lánguidos y hermosos,
donde acaso el amor brilló entre el velo
del pudor que los cubre candorosos;
tímida estrella que refleja al suelo
rayos de luz brillantes y dudosos,
ángel puro de amor que amor inspira,
fue la inocente y desdichada Elvira''.



Víctima de don Félix de Montemar, doña Elvira de Pastrana  se muestra como un ejemplo claro de la figura prototípica de mujer en el Romanticismo, atrayendo hacia sí la compasión del lector, con el empleo, entre otros, de imperativos que agudizan su dolor (Vedla allí que sueña en su locura / vedla, postrada su piedad implora / vedla, que sola se contempla y llora / miradla delirante sonreír). En este sentido, podemos ver como Espronceda comienza la descripción de la joven señalando su carácter puro y su inocencia (Ángel puro de amor que amor inspira / fue la inocente y desdichada Elvira) a la vez que su belleza y recogimiento (Bella y más segura que el azul del cielo / con dulces ojos lánguidos y hermosos / tímida estrella que refleja al suelo).

Arrastrada hacia don Félix por la locura de amor en que se ve sumida, Elvira se deja guiar completamente por los sentimientos y no por la razón (rompiendo con el precepto básico del Neoclasicismo), olvidándose así de todo cuanto la rodea; No es capaz de ver más alla de él pues está embriagada de amor y extática lo adora.

A pesar de la inocencia con que Espronceda describe a doña Elvira y los numerosos adjetivos que rodean su imagen de bondad y sencillez, será castigada con la muerte por los pecados cometidos de los que parece no arrepentirse. Sin embargo, el lugar al que irá a parar será el cielo (Y huyó su alma a la mansión dichosa / do los ángeles moran), en contraposición al final que recibirá don Félix (quien obtiene el verdadero castigo siendo obligado a casarse con el esqueleto de la mujer que rechazó y burló), que representa en su personaje a un hombre satánico que se opone a cualquier ley u obstáculo que jalone su libertad, así como a Dios o al diablo mismo.

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