domingo, 29 de diciembre de 2013

Doña Inés de Ulloa en "Don Juan Tenorio".



Doña Inés de Ulloa en Don Juan Tenorio.

            Ahora nos toca tratar la visión femenina que nos proporciona José Zorrilla en su obra Don Juan Tenorio. En esta obra la figura femenina fundamental es la representada por doña Inés de Ulloa, que es justamente en la que nos vamos a centrar en esta entrada. 

            La personalidad y el papel que doña Inés lleva a cabo a lo largo de la obra lo podemos ver partiendo de este fragmento:

Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame porque te adoro.

                Este fragmento nos habla del tema fundamental del movimiento artístico y cultural en el que se inscribe la obra. Hablamos pues del Romanticismo y su hipocentro, el sentimiento amoroso. Pues bien, el papel de doña Inés puede resumirse en su embelesamiento por don Juan que la lleva a la muerte.

            Este personaje se nos presenta como una mujer dulce y delicada, privada del conocimiento de la realidad exterior al convento en el que está enclaustrada, una mujer dulce e influenciable que arde en deseos de entregar su corazón a don Juan aunque no entienda muy bien el porqué, ya que no conoce nada más que el convento. 

            Volvemos a ver la pureza del amor y esa exacerbación de los sentimientos que hace al personaje establecer un dilema entre ser amado o morir. Doña Inés es una mujer dulce y delicada que tan solo la presencia de su amado la lleva a desmayarse. Pero no solo eso, posee tal sentimiento de amor que la conduce a una ceguera en la que exculpa a don Juan de su rapto y de la muerte de don Luis Mejías y su propio padre, pese a que su contacto con él hasta ese momento fue muy escaso. Y ese mismo sentimiento es el que la lleva a morir de su propia pena, puesto que es tal el dolor que le causa el simple pensamiento de no compartir el resto de su vida con su amado, que provoca su muerte. Sin embargo, pese al abandono de don Juan, ella como mujer romántica que es, sigue embelesada en su amor puro después de la muerte. Por ello, ruega a Dios por el alma de su amado y, tras el arrepentimiento del mismo ante las almas que él condenó a la muerte, doña Inés consigue salvarlo y juntos marchar al cielo.

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